En estos tiempos de remasters, relanzamientos y resurrecciones me ponen la chorradica fácil al pie y a portería vacía con el no-sé-sí-muy-clásico-pero-sí-querido Stubbs the Zombie in Rebel Without a Pulse. Ya sabéis, por lo de ser un juego de zombis… la resurrección… el volver tiempo después de… Bah, dejadlo. El caso es que este es el mejor momento dentro de la aún breve historia del medio, para recuperar glorias pasadas, o no tan gloriosas pero dignas de una atención.
El zombi Stubbs y su sombrero y un pitillo que no pierde ni cuando está zampando cerebros, aparecieron en 2005 en la primera Xbox y en PC, y con el motor del primer Halo: Combat Evolved nada menos como engranajes para mover esta historia de amor y venganza en espacios abiertos.
Esto es Triiiiiiiller, triller nait, y nadie te va a salvar de las beast of the straik.
Originalmente fue creado por Wideload Games, un estudio fundado nada menos que por un cofundador de Bungie, Alex Seropian. De ahí venía usar un motor gráfico que conocía tan bien y se adaptaba como un guante a este proyecto. Ahora Aspyr rescata… bueno, de entre los muertos, vale, lo he vuelto a hacer, a este curioso y cachondo juego, en un remaster o puesta al día no tan fino como hubiera sido menester.
En su momento, prensa y usuarios pusimos el ojo en este juego, recordándonos al mítico Destroy all Humans!, por uso de humor y tópicos de generos -uno de aliens, otro de los zombis-, ambientación cincuentona, y mundo, o desarrollo al menos, más abierto. Pero ¡Ay! El bueno de Stubbs no tuvo un juego a la altura del taimado y cruel Crypto. En su día, Stubbs the Zombie tuvo claras limitaciones y faltas, y como digo, no se ha currado mucho su regreso…por no decir que no se ha hecho nada.
Que Stubbs haya muerto y vuelto a la vida no quiere decir que no tenga un corazoncito podrido lleno de sentimientos.
Estamos en la ciudad de Punchbowl, en Pensilvania, una utopía retro-futurista con coches voladores y robots, y todo tipo de coñas tecnológicas reimaginadas desde los años 50 estadounidenses. En un momento donde todo va genial en la ciudad, Stubbs abre la tierra, se pone a zamparse cerebros y arma el pánico en la ciudad. Tras este punto de partida se desarrolla una historia de humanidad, amor y pagar viejas deudas, a través de un juego en tercera persona en mundo abierto, que no sandbox.
Es curioso como ha crecido el mito del zombi comecerebros, porque para rastrearlo en el cine tenemos que irnos a El Regreso de los Muertos Vivientes de Dan O’Bannon en 1985, pero sin no-muertos soltando el ahora tan conocido «Cerebroooooooosssss/Brrrrraaaainnss», que hasta el mismo George A. Romero no sabe de donde viene. Sea extendido por aquél capítulo de Halloween de Los Simpsons de 1992, sea por otro motivo, hoy día es un cliché con patas. Y Stubbs the Zombie se agarra pero a base de bien a él, como humor macabro, y mecánica muy implicada en el gameplay.
¿Les importa, caballeros? Necesito algo de intimidad…
Nos movemos por diferentes escenarios y fases haciendo avanzar la historia, cumpliendo objetivos, y desatando el caos y papeando deliciosos sesos. Básicamente, zurramos a todo el mundo o los incapacitamos de diferentes formas, les abrimos la cocorota, exploramos cuando toca, y realizamos tareas especiales en algunos momentos.
Como no podía ser de otra manera, Stubbs zombifica a sus víctimas, aunque las mate a golpes y no las haya mordido. Y aumentando el número de no-muertos tenemos más ayuda contra los numerosos enemigos, aunque debemos guiarlos de vez en cuando silbándoles ¡Somos el Lord Supremo Zombi!
También se van desbloqueando poderes, siendo el más básico unos preciosos pedos que incapacitan a los personajes vivientes cercanos. Luego adquirimos el lanzar nuestros propios órganos explosivos, o nuestra cabeza. Aunque el poder que más retoca la mecánica de juego es lanzar nuestra mano, que se puede mover por paredes y techos, agarrar a algún pobre desgraciado, y poseerlo para superar áreas de forma más sencilla, sea por el uso del sigilo, o por las armas a distancia del poseído. Y para recargar los poderes, pues eso, a comer y comer y comer brrrrrrraaaaaaaaaiiinnnnssss.
Es un gameplay muy simple que se intenta enriquecer con el uso de vehículos -aquí vamos a ver mucho de Halo– , los poderes de Stubbs, y momentos particulares como zonas de sigilo, y hasta minijuegos de baile. Pero la cosa no termina de quedar muy allá.
Almorzando, que lo vamos a hacer mucho durante el juego. Tal vez demasiado.
En su momento, el juego ya fue algo justo en diversión, progresión y mecánicas. Y no se ha actualizado absolutamente nada en este sentido. Enormes escenarios donde no hay mucho que hacer más allá de avanzar y matar y zampar todo lo que pillemos. No hay coleccionables ni desvíos secundarios, aunque esto hoy día creo que es una virtud realmente, hace que no nos desviemos y el interés no decaiga tanto.
Gráficamente el juego ya era muy limitado hace tres lustros, y eso se mantiene tal cual hoy día. Estamos ante el port de PC, con lo que al menos tenemos 60 frames en PS4 y One, a falta de saber como han dejado la cosa en Switch. Pero la calidad visual es floja, con escenarios algo desangelados, modelados, físicas, personajes… Tendrá el motor de Halo, pero la IA de personajes y enemigos es nefasta.
Serán mal vistos hoy día, pero a mi los chistes de tetas y pedos me gustarán hasta en la otra no-vida.
El humor me parece también que cojea casi tanto como el pobre Stubbs. Veo algo más simpático que gracioso en muchos momentos, escenas y sketches visuales. Se han perdido algunas melodías licenciadas del original, comprensible por temas de derechos. Pero siguen quedando versiones muy majas de temas clásicos estadounidenses -atentos al desafío de baile-.
Paradójicamente, otra crítica del original, su duración, aquí creo que le sienta muy bien. La historia dura unas 6-9 horas, y de nuevo, me parece un acierto porque así no estiras el chiste demasiado. Lo malo es que algo de ese tiempo se gasta en momentos donde no tenemos muy claro hacia donde ir ni que hacer, dando vueltas por los ya digo que grandes escenarios. Pero creo que el ritmo es decente para echarse unas risas y hacer el zombi.
Pues esto da de sí Stubbs the Zombie, con aquella promesa de una secuela que nunca se materializó con la marcha de Alex Seropian a Disney. Si sabes a lo que vas y lo que te vas a encontrar, yo recomiendo darle un bocado… y ya paro con mi no-humor. Buenas tardes.
Este análisis se ha realizado con una copia cedida para PlayStation 4 por Zebra Partners